“Mis experimentos con la memoria codificada difuminan las dicotomías de la percepción y la realidad”, comenta la artista Shuli Sadé (Israel, 1952), cuya obra, anclada a la fotografía y el urbanismo, propone una apropiación de datos originales para crear nuevas imágenes. El año pasado Sadé visitó la Ciudad de México y seleccionó varios edificios de gran altura –la Torre Latinoamericana, la Torre Mayor, la Torre Reforma y la Torre Diana– para tomar fotografías panorámicas del paisaje que conforma la urbe. Luego intervino esas imágenes a través de procesos digitales, estudiando su contenido, haciendo una especie de borrado que genera una experiencia doble. Así lo explica Sadé: “Al trabajar sobre las fotografías hay un momento en que se encuentran a medio camino entre la abstracción y lo figurativo. Se alcanza a reconocer ciertos elementos, pero otros no, puedes desplazarte por la imagen y extraviarte en ella”. Las imágenes resultantes se exhiben en la muestra Solid Red, en la galería Ethra.
Sadé estudió en la Academia de artes y diseño de Bezalel, en Jerusalén. Su trabajo, que usa el urbanismo como tema central, explora la tecnología y su potencial impacto, así como la conformación de imágenes tridimensionales. Es reconocida, principalmente, por la instalación que hizo en el Laboratorio de Neurología de la Cognición en la Universidad de Nueva York, ciudad en la que vive y trabaja. Esta pieza explora el funcionamiento de la memoria. El interés de la creadora en la planificación y el desarrollo de las ciudades se aprecia en el proyecto titulado Big Cities, del que forma parte Solid Red. Éste fusiona su inclinación por el funcionamiento de la memoria, el urbanismo y la fotografía. Al enfrentarse a las obras de Sadé el espectador genera nuevos códigos de lectura. Por ejemplo, una de las piezas de la muestra en Ethra, tendida en el piso, amalgama las formas característica de la Torre Latinoamericana (símbolo arquitectónico de la Ciudad de México) y del Empire State (emblema de Nueva York) a través de diversos bloques de madera.
Solid Red from Shuli Sade on Vimeo.
Sobre su interés al incorporar la memoria visual y cognitiva en su obra, Sadé explica: “Al extraer de una amplia gama de datos de fotografía urbanística creo un sistema de celdas que generan patrones de memoria. Al ver la imagen a través de una lupa, hay una clara visibilidad de las partículas o piezas que componen la obra, que pueden reorganizarse digitalmente. Mediante la fragmentación, la eliminación y el ensamblaje de pixeles se inventan nuevos paisajes con capas”.
Esta ocasión la artista ha decidido darle un matiz político a su trabajo. Al vivir en Estados Unidos y encontrarse trabajando en México, Sadé ha advertido la compleja relación política entre ambos países. Ésta, que se puede resumir en la intención de Donald Trump de construir un muro fronterizo, la ha hecho pensar en la relación entre ambos territorios, en sus similitudes y diferencias. Tomando en cuenta este panorama decidió usar los Pantones 193 C y 186 C, dos tonos de rojo presentes en la banderas de ambos países para teñir algunas de las piezas. De esta forma Sadé, que considera que el color de la ciudad de México visto desde las alturas es impresionante, hace un eco de la memoria histórica y de la necesidad de tomar distancia para apreciar mejor estos panoramas.
Sadé, que atendió la apertura de la muestra en Ethra, seguirá trabajando en Big Cities. La israelí adelantó que su próxima parada es la ciudad de Barcelona.
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