A cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +, presentamos esta reunión de testimonios, realizada en colaboración con Anal Magazine. Esta serie, que inició en La Tempestad 135 (junio de 2018), ofrece un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana. El conjunto de textos, que consta de cuarenta voces, agrupa no sólo a artistas y diseñadores, sino también gestores culturales, curadores, editores y personas del mundo de las ideas. La serie continúa con Juan Pablo Bastarrachea, que en junio de 2012 abrió junto con un grupo de amigos Cine Tonalá, una red de centros culturales con sedes en Ciudad de México, Bogotá, Tijuana y recientemente Querétaro. Bastarrachea también es productor de cine.
¿Cómo empezó su proceso creativo?
Desde que estudiaba la prepa imaginaba un futuro profesional relacionado con lo creativo y lo artístico. A los 16 años tomé un taller de apreciación cinematográfica en el Museo Carrillo Gil; ahí vi películas de difícil acceso. El cine, que se convirtió en una obsesión, me llevó a nuevas amistades. Muy joven empecé a colaborar con Paula Astorga, que ya desde entonces organizaba festivales. Fue así que me inicié como promotor cultural. Hoy una parte de mi actividad tiene que ver con la producción. Juego con ambas actividades.
¿Consideras que tu orientación sexual tiene alguna influencia en tu mirada creativa?
La orientación sexual sí despierta una inquietud, una búsqueda. Se puede ver, supongo, en las cosas que produzco, distribuyo y muestro. Ahora soy más consciente de eso. Hacer visible lo que somos es muy importante, es algo que tiene que ver con lo que hago; me considero privilegiado de ser promotor cultural.
¿Cómo percibes la relación entre el arte, las actividades creativas y los movimientos sociales?
Es verdad que están vinculados, lo constatamos en este momento de la historia que nos tocó vivir. Quienes habitamos en la Ciudad de México estamos en una situación de mayor privilegio que quizá el resto del país, no sólo porque la agenda cultural de la ciudad es buena sino porque tenemos mayor libertad de ser quienes somos. No quiero minimizar los crímenes de odio ni la vulnerabilidad de mucha gente, pero como promotor y productor cultural considero que respondemos al contexto que nos corresponde.
¿Cómo es tu relación con la comunidad LGBT+ mexicana?
Es muy cercana en lo laboral, lo profesional y lo personal. De forma paralela a mi trabajo en Cine Tonalá, que ya tiene seis años, he fungido como productor asociado de Bellas de noche (2016), de María José Cuevas, y como productor ejecutivo de Casa Roshell (2017), de Camila José Donoso.
¿Cómo ves el futuro del cine?
En 2018 se hicieron 180 películas al año, gracias a los estímulos fiscales. Esto, sin embargo, ha fomentado un cine comercial que no refleja la sociedad en que vivimos. Seguramente en el futuro la gente se preguntará si lo que se ve hoy en el cine representa lo que realmente estaba sucediendo en México. Estamos viendo un avance social muy interesante. Por otro lado, la tecnología, que cada vez es más accesible, hace que no se necesiten esos recursos para hacer una película. Sí, hay un cine plural, más arriesgado; lo que falta es crear más lugares para que se vean esas películas porque las grandes exhibidoras en México son muy conservadoras. Unos son mineros, a los otros les importa mucho el dinero. El cine mexicano ha sido bastante maltratado en los grandes complejos de cine. En los próximos años veremos que las plataformas digitales y las salas de arte serán los espacios donde se podrán encontrar estas películas.
¿Qué futuros ves para la comunidad LGBT+?
Lo que espero es que podamos representar a nuestra comunidad a través de nuestras propias historias y no a partir de miradas ajenas que observan con prejuicio y burla nuestra realidad. Me parece que veremos más historias contadas por nosotros mismos; todo tipo de historias.
¿Qué recomiendas conocer?
Recomendaría que leyeran a Raúl Damonte Botana Copi, un escritor argentino que me parece muy divertido e innovador. También a James Baldwin, que inspiró el documental No soy tu negro (2016). Baldwin escribió una novela sobre la búsqueda de la identidad gay, Giovanni’s Room (1956). De igual forma es importante Luis Zapata, que no sólo escribió El Vampiro de la colonia Roma (1979), tiene otros libros muy buenos. De cine recomiendo Querelle (1982), de Rainer Werner Fassbinder. Todo Lucrecia Martel. Hay mucho en línea, es verdad, pero vayan a la Cineteca, es increíble.
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