lunes, 26 de junio de 2017

La carrera por el segundo lugar, de Gaddis

 

El tono neurótico y la intrincada red de alusiones que pueden encontrarse en las tres obras más importantes de William Gaddis (Los reconocimientos, de 1952; Jota Erre, de 1971; y Su pasatiempo favorito, de 1994) pero también en el divertimento Gótico carpintero (1985) o en la destilada Ágape se paga (2002), alcanzan a distinguirse en la colección de ensayos y “textos de ocasión” publicados bajo el título La carrera por el segundo lugar (2002, editado por Joseph Tabbi). El volumen, traducido al castellano por Mariano Peyrou, ahora puede encontrarse en una edición de Sexto Piso.

 

Siempre podremos contar con las páginas de Gaddis para recordarnos que nuestra sociedad no morirá por enfrentarse a otra más fuerte, sino bajo su propio peso. ¿A saber? El peso de la ley sin justicia, de la religión como fundamentalismo, de la derivación, la copia y la vulgaridad. Del ensayo que le da título a este volumen, publicado en Harper’s Magazine en 1981, sobre el fracaso en la literatura estadounidense: «En el buzón aparecen todos los días cursos como La crisis de la mediana edad, Cómo enfrentarse al estrés, La autoafirmación para lograr el éxito, Reflexología, Shiatsu, Hipnocibernética y El tú creativo. Los libros desaparecen de un día para otro si no alcanzan la categoría de best-sellers de inmediato. Confesionarios humillantes, es decir, terapias de grupo, gritos primarios y “conseguirlo”, píos plagiarios que disertan sobre la función moral de la ficción y la técnica de meditación trascendental (marca registrada) de Maharishi Mahesh Yogi para reducir la presión sanguínea y aumentar la autoestima. Incluso la impotencia es brevemente chic. La gran pantalla ofrece el monótono humanismo sentimental de Woody Allen a expensas tanto del reparto como del público y, para los bebedores de cerveza, Rocky».

 

Los textos reunidos en La carrera por el segundo lugar también dan un vistazo a la miscelánea de Gaddis. En “Detenga la pianola. Chiste n.º4”, “Ágape se paga: la historia secreta de la pianola” o el “Apéndice”, se encuentran las versiones, anotaciones y ejercicios preparativos que terminarían por conformar Ágape se paga (así como algo del material que, a través del personaje Gibbs, apareció en Jota Erre). Del personaje Jota Erre también se dan nuevas noticias en “Jota Erre puesto al día”. Y el mismo Gaddis ofrece un ejercicio autobiográfico (breve) en “En la zona”. ¿Por qué breve? Pues, como señala en el discurso pronunciado “Al recibir el National Book Award por Jota Erre” (de apenas cinco párrafos): «Debo decir que formo parte de esa estirpe en vías de extinción que piensa que los escritores deben leerse y no escucharse, y mucho menos verse. Creo que esto es porque en la actualidad parece haber una tendencia a colocar a la persona en el lugar de su obra, a convertir al artista creativo en un artista escénico, a considerar que lo que un escritor dice sobre la escritura es, en cierto modo, más válido, o más real, que su propia escritura».

 

Sin embargo, para los interesados en el tras bambalinas de la obra de Gaddis, este volumen ofrece algunas recompensas, como los trabajos que hizo para compañías como Kodak o IBM; el discurso en homenaje a su amigo Julian Schnabel; su admiración por la obra de Dostoievski; y sus ocasionales, discretas pero despiadadas incursiones al mundo del intelectual público. La carrera por el segundo lugar apostilla una obra que habla por sí sola.

 



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