“Las mujeres llevan al límite, tanto en la ficción como en la vida, la posibilidad de realizar sus fantasías. Con Las hijas de Abril nunca me planteé que personajes masculinos, como en Chronic (2015), mi filme anterior. Para un hombre el mundo femenino es un laberinto donde puede perderse fácilmente, sin salir bien librado. Me interesa saber qué piensan las mujeres de esta película”, asegura el director Michel Franco, cuyo filme más reciente se estrena hoy en el país.
Las hijas de Abril llega a México unas semanas después de su debut en el Festival de Cannes. En el vestíbulo de la oficina de Franco están colgados los tres diplomas que ha obtenido en el certamen galo: el de mejor película en la sección Una Cierta Mirada por Después de Lucía (2012); el de guion por Chronic, presentado en la competencia oficial, y el Premio del Jurado por su nueva cinta, que fue parte, nuevamente, de Una Cierta Mirada. Conviene recordar que en la segunda edición del “Presente de las artes en México”, La Tempestad lo eligió como cineasta emergente de 2012.
A Michel Franco, nacido en la Ciudad de México en 1979, le gustan los nombres femeninos: Ana, en Daniel y Ana (2009), su primer largometraje; Lucía, a la que interpretó la joven Tessa Ia, y ahora Abril, a la que da vida Emma Suárez, actriz española que apareció en Julieta (2016), el filme más reciente de Pedro Almodóvar. “Admiro el trabajo de Michael Haneke, Lars von Trier, Woody Allen, John Cassavetes, Luis Buñuel e Ingmar Bergman, cuyas películas tienen buenos personajes femeninos. No siempre hay filmes con mujeres en la cartelera, pero cuando son parte de un proyecto éste cobra un nivel introspectivo mayor”, comenta el cineasta a La Tempestad.
La conflictiva relación entre madres e hijas, que abunda en el cine de Bergman y Almodóvar, es el planteamiento de Las hijas de Abril. Este año Cannes fue acusado de celebrar la crueldad. Se llevó la Palma de Oro The Square, de Ruben Östlund, uno de los creadores que mejor ha asimilado el cine de Haneke. Franco defiende la oscuridad de su cinta: “Busqué a una actriz que empatizara con el público a pesar de las cosas terribles que hace. El tono de la película es contenido, pero Abril es un huracán. Me sorprendió ganar un premio de nuevo. Tuve la suerte de que Uma Thurman fuera la presidenta del jurado. Entendió muy bien a la protagonista. Pienso que valoró la cinta desde la óptica cinematográfica, pero también desde su feminidad. En Cannes hubo gente que dijo que no creía que existiera gente como Abril, pero Uma me dijo que ella conocía a mujeres así”.
El director considera que los conflictos clásicos, presentes en los mitos griegos, tienen que ver con poner a los personajes en situaciones límite y ver cómo reaccionan. “La vida es así: uno se equivoca todo el tiempo y hace daño a la gente que quiere. El cine es un buen vehículo para explorar eso. La película tiene que ver con los errores que cometen estas mujeres. ¿Cómo las juzga el público? La única forma certera de saber si lo que narro nos describe es buscar que la película sea vista. El mejor cine tiene tres propósitos: ser una crónica de su país de origen, ser valorado por la crítica y ser apreciado por el público”.
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