miércoles, 28 de junio de 2017

Lecturas de verano

 

 

Ha llegado el verano y la sensación es que se extienden las horas del día y se abre un gozoso horizonte de posibilidades: carnes asadas con los amigos, tardes distendidas en el jardín trasero, bebidas refrescantes, la oportunidad de ver cómo aparecen las luciérnagas, la tumbona en la playa, la alberca improvisada en el techo del edificio. Etcétera, etcétera. Al mismo tiempo, la industria del espectáculo no descansa y nos ofrece sus mejores ofertas, los multicinemas se llenan de películas taquilleras (o que esperan serlo) y los parques de diversiones aseguran ser una opción para matar el tiempo y poner una sonrisa en la cara. Desde nuestra pequeña trinchera estamos dispuestos a ofrecer cierta resistencia al conocido mundo de la dispersión pasatista, con algunas sugerencias literarias.

 

Pero ¿qué libro leer en el verano? ¿Tenemos tanto tiempo para gastarlo en novelas de pacotilla que, como sea, desaparecerán en un mes de los anaqueles? ¿Vale la pena comprar un best-seller que terminará descansando sobre el rostro durante la siesta de la tarde? Para todo hay público. Como sea, contra la literatura de aeropuerto o supermercado, o la idea de que uno lee para relajarse (como si fuera un masaje o un barbitúrico), presentamos aquí algunas sugerencias. Consultamos a algunos lectores y cómplices de La Tempestad sobre lo que recomiendan leer en este verano, con favoritos de hoy, ayer y mañana.

 

Carla Faesler

Autora de poemarios como Anábasis maqueta (2003) y Catábasis exvoto (2010), así como de la novela Formol (2014)

 

 

El búho ciego (1937; Hiperión, 1992), de Sadeq Hedayat

Prohibida en Irán hasta 1941, esta novela es considerada la madre de la ficción moderna iraní. «Si me he decidido a escribir ahora es sólo para que me conozca mi sombra», comienza el pintor obsesionado con el amor, la abstinencia y el sueño narcótico. Escritura como experiencia alucinógena de apariciones etéreas y penetrantes disquisiciones canalizadas en opio. Provocadora y pesadillesca, abre un trance que nos suspende entre la familia como alivio y trasgresión, el sistema como alienación individual y la sexualidad entretejida con la muerte.

 

Cicatrices (Páramo, 2009), de Esther Seligson

«Nada como dejar correr, libre, gozoso, el semen consolador de las lágrimas». Una colección de aforismos, microrrelatos, minificciones y demás formas de escritura breve que registran los intereses de la autora. Religión, quehacer poético, mitología griega, vida amorosa y otros temas se leen como dardos terribles, inclementes, eruditos y divertidos que dan en el blanco de la sorpresa y el gozo literario.

 

La dama que se transformó en zorro (1922; Periférica, 2014), de David Garnett

La fascinante historia de Silvia Fox, quien, luego de varios años felices de matrimonio con Richard Tebrick, no puede reprimir el llamado de lo salvaje y se entrega de repente a su animal. Literalmente. Una novela breve, deliciosa, de prosa diáfana, cuya sencillez nos ampara en la claridad de la vida simple y el amor incondicional pero que también sugiere, de manera fina y velada, críticas a la moral sexual, a la institución del matrimonio y a la élite inglesa de la época.

 

El mundo bajo los párpados (Atalanta, 2010), de Jacobo Siruela

¿En pleno siglo XXI y todavía duda usted de que para todo hay una explicación irracional? La historia, lo sagrado, el espacio, el tiempo y la muerte en relación con el inconsciente. Ciencia, superstición, predicción, psicología, filosofía. Nada como dejar ya de dormir tranquilamente para entregarse al viaje onironauta.

 

Ensayos malogrados. Resabios sobre la muerte voluntaria (Cuadrivio, 2016), de Alejandro Tarrab

«Umbral. A los pocos años de vida el umbral es algo significativo. No importan las palabras –al menos por ahora. El umbral es la frontera en donde varios fenómenos entran en juego: la posibilidad de traspasar, corregir o detenerse; el deseo antagónico de ocultarse y a un tiempo mostrarse, fragmentariamente, desnudo. La sospecha de que algo está ocurriendo más allá de uno mismo». Nada más que agregar.

 

Fernanda Melchor

Autora del libro de crónicas Aquí no es Miami (2012) y de las novelas Falsa liebre (2012) y Temporada de huracanes (2017)

 

 

La pampa imposible (Literatura Random House, 2017), de David Miklos

Una novela íntima sobre el verano, la memoria, el final de la infancia y el despertar del deseo.

 

Kafka en traje de baño (NitroPress, 2015), de Franco Félix

Un libro de crónicas lleno de humor, inteligencia y sensibilidad, escrito por uno de los mejores autores de su generación.

 

Al final del periférico (Literatura Random House, 2016), de Guillermo Fadanelli

El autor de Educar a los topos está de vuelta: íntimo y crudo a la hora de retratar la inocencia y la brutalidad de la adolescencia.

 

El cuerpo (1982; Grijalbo, 1987), de Stephen King

Esta novela corta lleva ya un rato fuera de imprenta, pero vale la pena su lectura, en el soporte que sea. Adaptado a la pantalla grande en la aclamada Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), narra la historia de cuatro morros que emprenden una excursión para ver un cadáver, de la que no regresarán siendo los mismos.

 

Los hermosos años del castigo (1989; Tusquets, 2009), de Fleur Jaeggy

Novela de formación que narra la vida de una niña deliciosamente maligna recluida en un estricto internado para señoritas.

 

Daniel Saldaña París

Autor del poemario La máquina autobiográfica (2012) y de la novela En medio de extrañas víctimas (2013)

 

 

El reino (2014; Anagrama, 2015), de Emmanuel Carrère

Lo que comienza como una historia personal de fascinación y decepción del catolicismo se convierte en una novela sobre los autores de los evangelios Pablo y Lucas.

 

La trabajadora (Literatura Random House, 2014), de Elvira Navarro

Navarro inventa una estructura y un lenguaje para narrar la precariedad laboral y los extrarradios urbanos europeos.

 

El peregrino (1967; Sigilo, 2016), de J.A. Baker

Hay que celebrar que la editorial argentina Sigilo haya puesto en circulación este clásico de la literatura sobre la naturaleza, que alcanza momentos altísimos –emulando el vuelo de los halcones.

 

De marras (FCE, 2016), de Gerardo Deniz

Toda la erudición, el ingenio y la mala leche de don Juan Almela en prosa.

 

La peste, de Albert Camus (1947)

Mientras las cifras de muertos en la ciudad continúan en ascenso, un burócrata municipal aspirante a escritor se esmera en pulir y repulir la primera frase de su novela: «En una hermosa mañana de mayo, una esbelta amazona, montada en una soberbia jaca alazana, recorría las alamedas floridas del bosque de Boloña».

 

Diego Rabasa

Editor de Sexto Piso

 

 

Stone Junction. Una epopeya alquímica (1990; Alpha Decay, 2007), de Jim Dodge

Es una de esas lecturas para las que bien se podría haber inventado el verano. Una cofradía de maravillosos “delincuentes” ordenan al joven Daniel en ardides como las apuestas de naipes, los explosivos, la supervivencia al descampado o la trasgresión de cajas fuertes. El encanto de los personajes solivianta los excesos de la trama, en la búsqueda del protagonista por el santo grial de la existencia.

 

El eterno intermedio de Billy Lynn (2012; Contra, 2016), de Ben Fountain

Primera novela publicada a los 54 años, cuenta la historia de un comando, el Bravo, que tras una heroica intervención en Irak regresa a desfilar por el Tour de la Victoria: una gira por todo lo ancho y largo del territorio norteamericano en la que someten a los héroes de la batalla al vórtice del enajenamiento, culmina con su participación en el medio tiempo del partido de Acción de Gracias en el Texas Stadium. Los amiguetes de la cúpula Bush-Cheney actúan como anfitriones de los soldados adolescentes cuya utilización en esta trinchera –igual de perversa en su trasfondo que aquella del valle de Al Ansakar– desnuda la ferocidad de la pesadilla americana que corroe el ADN de aquella nación.

 

Los hombres me explican cosas (2014; Capitán Swing, 2017), de Rebecca Solnit

Desde la década de los noventa la californiana se ha dedicado a publicar ensayos a contracorriente contra los derroteros del capitalismo voraz, los problemas de género y raciales y los efectos de la gentrificación, entre otros. En este conjunto de ensayos Solnit alcanza su registro más mordaz y divertido al tiempo que descubre la velada arrogancia que acompaña el discurso macho incluso en los círculos pretendidamente liberales. El libro es producto de una cena en la que a Solnit, con desmedida arrogancia, le fue explicado el verdadero sentido de un libro que ella misma había escrito (cosa que, por supuesto, su interlocutor ignoraba).

 



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