De sus inicios en los años noventa, como parte del grupo vocal Vésper, a sus álbumes más recientes como cantante de Metá Metá, la carrera de Juçara Marçal ha dado un salto cualitativo. Si bien sigue tirando de la fértil tradición musical brasileña, la carioca ha propuesto un valiente giro sonoro, con su único álbum como solista, Encarnado (2014), como mejor prueba. Nacida en 1962 en Río de Janeiro, y con el grueso de sus discos publicados en la última década, la carrera de Marçal podría considerarse tardía. Pero semejante aproximación es demasiado lineal y no alcanza a comprender, por tanto, la complejidad del proceso. Primero, porque podríamos entender como parte de su carrera la etapa premusical: Marçal es periodista, lingüista y maestra en letras, especializada en la obra de Pedro Nava, lo que, naturalmente, es determinante para sus letras. Y, segundo, porque la dinámica de la Música Popular Brasileña, en el diálogo constante con su tradición, obliga a relativizar la fórmula «nuevas generaciones = nuevas ideas» (Elza Soares, por ejemplo, firmó A Mulher do Fim do Mundo, uno de los discos más innovadores del siglo xxi brasileño, a los 78 años).
Ese trasvase generacional es alimentado, a su vez, por el espíritu colaborativo. Es relativamente sencillo conocer a músicos sin tanto renombre, más jóvenes, por sus vínculos con los consagrados. Con la propia Soares ha colaborado gente como Rodrigo Campos o Kiko Dinucci, que han grabado álbumes con Marçal. Y la carrera de Caetano Veloso, para no ir más lejos, se revitalizó, en los años dos mil, con la colaboración frecuente de Pedro Sá. La publicación de Sambas do Absurdo (2017), que Juçara Marçal grabó junto a Rodrigo Campos y Gui Amabis, es el pretexto perfecto para revisar una obra poliédrica, de difícil rastreo, pero con aristas sorprendentes. La cantante ha saltado, decíamos, del estudio riguroso de la tradición (con Vésper grabó en 2002 un tributo a los sambistas Noel Rosa y Adoniran Barbosa, ambos nacidos en 1910) a la libertad formal radical de álbumes como Anganga (2015), junto a Cadu Tenório, representante de la nueva escena de música concreta y ruido de Río de Janeiro.
A Barca, Turista Aprendiz (2002)
Fundado por Sérgio de Carvalho y Marcio Marciano, A Barca comenzó como un grupo de investigación sobre la música tradicional, sus ceremonias y sus ritos. De a poco, y con la inclusión de gente como Juçara Marçal, terminó por ser una agrupación musical. El suelo ya era fértil.
Juçara Marçal y Kiko Dinucci, Padê (2008)
A casi diez años de distancia, Padê funciona como el engranaje natural entre los primeros escarceos de Marçal con Vésper y A Barca y sus posteriores trabajos con Metá Metá y como solista. La alianza con Kiko Dinucci amplía sus miras: los géneros brasileños comienzan, pacientemente, a levitar.
Metá Metá, Metá Metá (2011)
Acaso el grupo brasileño más destacado del siglo xxi, Metá Metá representa el cauce natural de más de 50 años de experimentación musical en el país sudamericano. El encuentro frontal de la samba con el free jazz o el rock luce aquí en todo su carácter informe y, por lo tanto, vital.
Juçara Marçal, Encarnado (2014)
El primer álbum solista de Juçara Marçal llega tras más de una década de experiencia, por lo que dista mucho de ser un disco de iniciación. Con la guitarra eléctrica como instrumento gravitatorio, Encarnado contiene formas angulares y pasajes ásperos, articulados por una voz poderosa.
Juçara Marçal y Cadu Tenório, Anganga (2015)
A pesar de su economía de elementos –el canto de Marçal y los instrumentos electrónicos de Tenório–, Anganga logra internarse en profundidades únicas. Homenaje a las canciones de los esclavos en Brasil, sus «formatos son, sin embargo, deconstruidos y sus límites desgarrados».
Juçara Marçal, Thomas Harres y Kiko Dinucci, Abismu (2015)
Grabado en una sesión en vivo, junto a Thomas Harres y Kiko Dinucci, Abismu rompe casi cualquier lazo con la tradición brasileña. Más cercano a la improvisación libre, de espíritu punk, el álbum usa la voz de Marçal como soporte material y como paleta cromática amplia.
Juçara Marçal y Rodrigo Campos, Sambas do Absurdo (2017)
Muestra de la madurez musical de Rodrigo Campos, Juçara regresa a la interpretación de Música Popular Brasileña tras un inmenso rodeo por la experimentación sonora. Explorando el concepto de “lo absurdo”, las sambas del álbum son al mismo tiempo elegantes y arriesgadas.
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