lunes, 26 de marzo de 2018

“Anoche soñé que volvía a Mulholland Drive”

Las inquietantes escenas y trama de Mulholland Drive (2001), el filme de David Lynch, han tenido una enorme influencia en la creación artística contemporánea desde la década pasada hasta el presente. Esa fue la hipótesis del teórico francés Nicolas Bourriaud, que el año pasado curó la muestra Retour sur Mulholland Drive –¿acaso un gesto sobre el célebre inicio de Rebecca (1940), de Hitchcock, donde la protagonista dice “anoche soñé que volvía a Manderley”?– en La Panacée, centro de arte contemporáneo en Montpellier, en Francia. La exposición, que se pudo ver de enero a abril, aglutinó la obra de veinticuatro artistas que tienen en común la extrañeza, la angustia y la fantasmagoría de la película del creador de Twin Peaks. Silvana Editoriale publicó recientemente el catálogo de la muestra en lengua inglesa: un libro con textos e imágenes que recoge los aportes artísticos de un puñado de artistas que emergieron durante la década de los dos mil.

“El libro Back to Mulholland Drive utiliza la película de culto de Lynch como una especie de materia prima y patrón visual para, entre otras cosas, revelar una tendencia emergente de la escena del arte contemporáneo que podríamos calificar como fantasía mínima. De hecho, existe un sentimiento de extrañeza proveniente de las obras reunidas en la exposición, un atmósfera alarmante y mágica a través de las formas minimalistas, que explora el potencial enigmático de cosas aparentemente vidriosas y mezquinas. El catálogo de la exposición ofrece un breve recorrido por este universo, con imágenes y textos, algunos de los cuales fueron compilados para dar un amplio punto de vista sobre la película, su marco urbano, sus corrientes psicoanalíticas y artísticas, multiplicando las posibles claves para abrir la caja misteriosa azul”, anuncia la editorial.

Lo interesante de la investigación de Bourriaud es que se encargó de recoger obras y artistas que admiten la influencia de la película de Lynch en su trabajo, aunque de diversas maneras. El director Rodrigo García, por ejemplo, creó una instalación titulada Who-What? En ésta se muestran primeros planos de mujeres indigentes de Mulholland Drive. Otra pieza que formó parte de la exhibición fue Cold War Dishwasher, de Max Hooper Schneider. Se trata de una lavadora de platos autónoma que remite al enigmático universo que plantea Lynch. El aporte principal que hace el curador francés con este trabajo, que se plasma en el libro, es que pone de manifiesto de qué forma el cineasta estadounidense impulsó el regreso de lo onírico, del surrealismo que se creía acabado agotado.

El libro se puede comprar a través de las tiendas en línea.



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