lunes, 12 de marzo de 2018

Carlos Aguirre

A mediados de 2015 el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México exhibió una retrospectiva de la obra del artista nacido en Acapulco en 1948. El título: Zona de riesgo. Considerado pionero de la instalación en México, el trabajo de Aguirre evidencia una obsesión por el lenguaje, por la estética de las letras y las palabras. Los materiales empleados, a menudo desechos, reflejan la violencia sistémica que las piezas intentan replicar. El artista se ha desempeñado como diseñador industrial y gráfico, realizando portadas para editoriales como Alfaguara.

 

¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

Leer, ver.

¿Qué palabra utiliza con más frecuencia?

Chingaos.

¿Cuál fue el último libro que le resultó admirable?

CeroCeroCero (2013), de Roberto Saviano.

¿Y película?

Testigo de cargo (1957), de Billy Wilder.

¿Qué disciplinas artísticas le interesan además de la suya?

La arquitectura.

¿Qué música lo conmueve?

El jazz europeo, principalmente del sello ECM.

¿Qué lo indigna?

La impunidad.

¿Qué lo alegra?

Cuando hay justicia.

¿Por cuál ciudad siente debilidad?

Por Londres.

Mencione un momento del día que disfrute particularmente.

La tarde-noche.

¿Cómo descubrió su vocación?

Ocurrió, precisamente, cuando descubrí el arte conceptual, en 1974.

¿Se identifica con algún personaje de la ficción?

Soy ateo y prefiero los ensayos.

Publicado originalmente en La Tempestad 107 (febrero del 2016)

 

 

 

 

 

 

 



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