miércoles, 27 de marzo de 2019

Y Fellini soñó con Picasso

“Estábamos en una cocina, era claramente la cocina de la casa de Picasso, una enorme cocina repleta de comida, de cuadros, de colores… Hablamos toda la noche”, escribió Federico Fellini en El libro de los sueños, una antología onírica que completó entre noviembre de 1960 y agosto de 1990. Fellini registró cuatro sueños con el pintor español. Y Fellini soñó con Picasso es el nombre de la muestra que estos días presenta el Museo Picasso Málaga, y que se podrá ver en la Cinemateca francesa a partir de abril, que explora los puntos de encuentro entre ambas obras, dos de las cumbres del arte del siglo XX.

Una selección de dibujos, películas, fotografías y otros documentos del director italiano que, junto a pinturas, esculturas, dibujos y obra gráfica de Pablo Picasso, evidencian sensibilidades comunes a ambos gigantes, abordando dilemas como la sexualidad, la exaltación de la vida, la exuberancia y la metamorfosis. Cada uno a su modo desarrolló una mirada particular. Las mujeres, por ejemplo, son representadas en sus obras como figuras divinas, terribles y sublimes, delicadamente sensuales o profundamente carnales, temperamentales o serenas. Tanto para Fellini como para Picasso, el circo fue un espacio de inspiración común y de interacción con la cultura popular, un universo irreverente en donde la sorpresa, el humor, la mentira y la transformación se personifican en acróbatas, arlequines y pulcinellas.

La muestra, que propone un diálogo imaginario entre ambos creadores, también se aproxima a sus procesos de trabajo. Durante toda su vida, Fellini tomó apuntes del mundo que le rodeaba a través de dibujos grotescos, a los que añadía algún comentario y, aunque durante su juventud se ganó la vida como ilustrador y caricaturista, el cine acabaría siendo su técnica de expresión artística. Por otro lado, el cine formó parte de la vida de Picasso, y parece indiscutible que influyó en su pintura. Fue en 1950 cuando Picasso experimenta con el cine dirigiendo junto a Frédéric Rossif la película La mort de Charlotte Corday en la que utilizó cerámicas, esculturas y dibujó sobre los propios actores, cinta que nunca llegó a comercializarse aunque sí fue exhibida en el Festival de Antibes. El autor es español y su obra, por otro lado, fueron explorados en películas de Robert Picault –para la que Picasso preparó una pequeña escenografía en cartón de una plaza de toros y sus personajes– y H.G. Clouzot, que recibió el Premio Especial del Jurado en Cannes por la película Le mystère Picasso (1956). 



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