Los crímenes contra la humanidad son la materia prima de Metrónomos, instalación cinética de Rafael Lozano-Hemmer compuesta por ocho horcas invertidas que se mueven levemente conforme a las estadísticas de los delitos de asesinato, exterminio, desplazamiento forzado, desaparición forzada, esclavitud, tortura, violencia sexual y crímenes contra el medio ambiente. La pieza, que oscila gracias a un metrónomo controlado por una computadora que procesa datos, ahora forma parte de la sala dedicada a la “Memoria” en el Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México.
Al vivir en un mundo dominado por las métricas y su uso en procesos políticos y de consumo, ¿cómo hacer para que los datos signifiquen algo? Eso fue lo que se preguntó Lozano-Hemmer, cuya trayectoria artística está marcada por un intensivo estudio y análisis de la información, que ahora se conoce como macrodatos o big data. Así lo confirman obras como Tensión superficial (1992) –una instalación interactiva que reflexiona sobre la vigilancia en la que un ojo humano gigante en una pantalla, referencia a Orwell, sigue el movimiento de quien lo observa- y Nivel de confianza (2015) –proyecto en el que a través de la tecnología de reconocimiento facial, una computadora intenta encontrar semejanzas entre la cara quien interactúa con la pieza y los rostros de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Inspirado por el trabajo del diseñador Richard Buckminster Fuller, que en los cincuenta visualizó un dispositivo para observar los datos en tiempo real, Lozano-Hemmer reflexiona sobre Metrónomos: “Los métodos para visualizar las abstracciones con las que convivimos son una prioridad, el ejemplo perfecto es el dinero, que antes tenía un equivalente en oro y hoy solo se mueve a través de transferencias; quienes trabajamos en el campo simbólico podemos subrayar el peligro de la manipulación de los datos y hacer que éstos cuenten, que realmente digan algo. Esta pieza señala de lo que somos capaces los seres humanos”.
Para el artista ha sido importante jugar con el artificio; para tales efectos usa la técnica de trampantojo; las horcas de la instalación se balancean levemente, unas más que otras, generando un desequilibrio en quien se encuentra en la sala, sensación se agrava al observar el movimiento de sus sombras en la pared. La pieza, en suma, pretende sensibilizar al espectador y confrontarlo con la violencia. El espectador notará que la horca que más se mueve es la que corresponde a violencia sexual, lo cual indica que se trata de un delito en continuo ejercicio en el mundo.
Metrónomos es la primera obra permanente de Lozano-Hemmer en México. “Siempre he tenido resistencia a que las piezas se vean de forma permanente porque las obras necesitan desaparecer, es su proceso natural; sin embargo en este caso es diferente porque, justamente, se trata de un performance de datos que irá cambiando conforme el curador elija una nueva categoría y las estadísticas se actualicen”.
La obra del mexicano, por otro lado, es motivo de un filme: Megalodemócrata: El arte público de Rafael Lozano-Hemmer (2018), de Benjamin Duffied, que se pudo ver en la reciente edición de FICUNAM. “Es una película que se realizó en un lapso de diez años, en treinta países, que explora las obras de arte público que he hecho. La promesa del filme, que ahora está proyectándose en festivales y espero que después se aloje en alguna plataforma digital, es reconectar al público son su ciudad, recordarle que puede ocupar el espacio público”, comentó el creador.
MEGALODEMOCRAT TRAILER from Benjamin Duffield on Vimeo.
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