jueves, 7 de marzo de 2019

¿Quién paga por lo gratuito?

Pocas palabras provocan al mismo tiempo tanto gusto y desconfianza como “gratis”. La irremediable alegría de recibir algo sin costo es apenas un preciso contrapeso de la idea de que aquello que no tiene precio es poco valorado por el receptor y, por lo tanto, no existe un incentivo significativo para maximizar su valor.

En esa connotación negativa nos detuvimos a pensar hace poco más de cuatro años al crear Puentes, una plataforma mexicana de podcasts gratuitos que, a través de unas tres decenas de títulos, cubre un amplio espectro de temas para atender a nichos interesados en lucha libre, cine, legalidad, literatura, guionismo, maternidad, música, cultura canábica y callejera, diseño, baloncesto, ciencia y otros que en apariencia deberían tener espacios muy separados uno del otro, pero que queremos poner al alcance del público que hemos procurado atender y unir en una misma comunidad. Pasado el tiempo nos encontramos en el afortunado problema que comprende la existencia de cuatro mil 800 horas de programas con intenciones de entretener, informar y (en menor medida) educar. Cada una de esas grabaciones involucró una inversión de tiempo, esfuerzo y, sí, también de dinero. La hipótesis al inicio de la aventura fue que los costes serían pagados por la publicidad de anunciantes, pero a la larga hemos encontrado con que no son suficientes para amortizar el impacto, y que vender esos espacios es algo que no sabemos hacer. Sabemos hablarle al micrófono de lo que más nos apasiona, pero no tenemos el gen del mercenario que puede pactar alegremente una tajada con la agencia, que se erige como la mayor traba entre una marca y un medio que tienen algo en común. En esa dificultad estábamos cuando volteamos a ver a quienes en verdad hacen que nuestros programas y su difusión tengan sentido: la audiencia. Y es por quienes nos han escuchado y nos puedan escuchar que buscamos mantener la publicación de esos programas de forma gratuita.

¿Quién es nuestra audiencia? Personas de entre 18 y 44 años de edad. El 56% tiene entre 25 y 34 años. La gran mayoría cuenta con estudios superiores y un espíritu aventurero que los lleva a adentrarse en las conversaciones de largo aliento en las que participa cada uno de nuestros invitados. Así, con esa inquietud que los ha traído a nuestro encuentro, deseamos conformar un público activo y responsable. Que sepa que escuchar un programa no es todo lo que se necesita para que exista, sino que puede involucrarse con el medio de comunicación en más de una forma, y que tiene la posibilidad de hacerse responsable, en cierta medida, de aquello que le gusta consumir. Los programas de Puentes pueden seguir existiendo al ser escuchados, descargados, recomendados y calificados en las distintas plataformas a través de las que se distribuyen, pero también cuando un escucha se involucra en conversaciones en redes sociales. En términos prácticos, seguirán llegando a más personas gracias a las suscripciones mensuales que nuestros escuchas puedan pagar para así aportar directamente a su producción.

¿Pagarán unos mientras otros seguirán escuchando gratis? La respuesta es sí, y la razón es que hemos decidido apostar a que nuestra sustentabilidad a largo plazo recaiga en las manos de quienes nos disfrutan y tienen los recursos para invertir económicamente en esta relación: en la construcción de estos puentes. A través de la plataforma de recaudación para creadores Patreon hemos comenzado con las pruebas. Establecer un sistema de pago que bloquee todos nuestros contenidos sería traicionar a quienes hemos dicho que los programas de Puentes son gratuitos. Es también traicionar a nuestro propio archivo, que por sí mismo se ha convertido en una enciclopedia cuidadosamente elaborada. La decisión de aportar es personal y no consta de una cuota fija, sino que va de acuerdo a las posibilidades de cada cual. La responsabilidad está en quien nos valora. Haremos nuestro mejor trabajo en tanto el público a quien (nunca más literalmente que hoy) nos debemos decida que somos relevantes y necesarios en sus vidas, que están dispuestos a ser y a hacer Puentes juntos.




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