Los orígenes de Ablinger como creador se remontan a sus días como estudiante de artes gráficas, luego como músico de jazz. Desde 1982 vive en Berlín, donde fundó el Zwischentöne Ensamble y realiza investigaciones sobre el ruido alejadas de lo habitual: “no como significante del caos o la entropía […] el ruido es el caso”, dice Peter Ablinger (Schwanenstadt, Austria, 1959). Su obra musical se distingue por estudiar la naturaleza del sonido, el tiempo y el espacio. Para algunos críticos, sus búsquedas sonoras –relacionadas con la repetición, la monotonía, la reducción y la redundancia– han logrado poner en duda convenciones musicales que se pensaban irrefutables.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Recolectar hierbas, frutas salvajes, hongos, ensaladas salvajes…
¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?
Probablemente algo como y, o hm y um, por decirlo de algún modo.
¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?
La grande image n’a pas de forme, de François Jullien.
¿Y película?
Difícilmente recuerdo una realmente buena. Hace años, Irreversible, de Gaspar Noé.
¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la tuya?
La arquitectura, las artes visuales, la cocina y la jardinería.
¿Qué música te conmueve?
Los graznidos de los vencejos.
¿Qué te indigna?
Casi nada, a veces la música.
¿Qué te alegra?
La cosecha (véase la primera respuesta).
¿Por cuál ciudad sientes debilidad?
Normalmente por la ciudad en la que me encuentro en este momento.
Menciona un momento del día que disfrutes particularmente.
El crepúsculo.
¿Cómo descubriste tu vocación?
Seguramente cuando, a los 14 años, leí aquella biografía kitsch sobre Van Gogh.
¿Te identificas con algún personaje de la ficción?
Cuando tenía cinco años mi alter ego era una mariposa, pero… ¿hoy?
Publicado en La Tempestad 73 (julio-agosto de 2010)
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