La primera edición del Festival de Cine Tulum (FICTU), que se realizó del 4 al 8 de diciembre, logró algo encomiable: llevar el cine a donde no hay salas de cine. El resultado fue satisfactorio. Se vieron 31 películas –número reducido de títulos para ciertos festivales que han perdido la brújula al abarcar más filmes de los que es posible ver en un par de días– en sedes propias de Tulum, es decir, hoteles boutique, pero también en localidades donde no se ejecuta ninguna estrategia cultural nunca.
Luego de abrir con Mr. Jones (2019), de Agnieszka Holland (filme sobre la hambruna en la Unión Soviética, hecho que inspiró a Orwell a escribir Rebelión en la granja), en el Teatro del Hotel Papaya Playa Project, el FICTU se desplazó a lugares como Uh May, Chemuyil y el centro de Tulum. La experiencia en Hondzonot, localidad que se encuentra cerca de la frontera con Yucatán, fue feliz. Ahí, cerca de 60 niños vieron los cortos animados de la sección FICTU Niños –una serie de películas de los años 60 facilitadas por el National Film Archive – Audiovisual Institute (FINA) de Polonia–. Con ayuda del proyecto Cine Móvil ToTo (que propone ver cine de forma sustentable, por ejemplo usando bicicletas para generar energía que alimenta las bocinas durante las proyecciones) es posible imaginar que para algunos pequeños se trató de su primera experiencia fílmica.
También en Hondzonot, donde la población es hablante de maya, aunque no lo lee ni lo escribe, Cessia Chuc Uc y Gonzalo Maas Pacheco, ambos de la Universidad Autónoma de Campeche, hicieron una traducción en vivo de Retiro (2019), de Daniela Alatorre. Como si fueran magos, los intérpretes se encontraban detrás de la pantalla con el guion en las manos, transmitiendo a través de audífonos proporcionados a los adultos –en su mayoría mujeres, sentadas hasta atrás de la plaza donde se llevó a cabo la función– los diálogos en lengua maya. Con estos esfuerzos el FICTU logró establecer una marca propia, diferenciada de la experiencia que ofrecen otros eventos dedicados al cine.
La aventura del FICTU (cuya principal problemática es la infraestructura de Tulum, sus largas distancias y la insuficiente red de transporte público) también se nutrió de películas enfocadas en las luchas del presente: mujeres que huyen de la traición en Sudáfrica (Flatland, de Jenna Bass), chicas de color en el este de Londres (Rocks, de Sarah Gavron), una reunión enteramente femenina en un santuario de Atotonilco (Retiro), la vida de una mujer transexual filipina sin papeles en Estados Unidos (Lingua franca, de Isabel Sandoval) y el recorrido de tres extraños amigos argentinos para cumplir una promesa (Breve historia del planeta verde, Santiago Loza).
En suma, una fiesta fílmica que promete crecer el próximo año y que ha recuperado en sentido colectivo de la experiencia del cine.
TAMBIÉN TE RECOMENDAMOS:
from La Tempestad https://ift.tt/2sHjhOW
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad
No hay comentarios:
Publicar un comentario