El documental Kusama: Infinity (2018), de Heather Lenz, hace un retrato de la creadora japonesa Yayoi Kusama que se enfoca en dos aristas principales: los orígenes de su práctica y, también, en su ascenso a la fama. En 2014 el Museo Tamayo le dedicó la exposición Obsesión infinita, cuyos resultados fueron más que exitosos: la muestra fue vista por más de 300 mil personas.
Apoyándose en fragmentos de archivo, cartas y testimonios, Lenz propone un recorrido cronológico de los logros de la japonesa e intercala entrevistas que ponen en contexto tanto su obra como su caótica vida privada. Kusama, de 89 años, ha probado ser una de las artistas favoritas del mercado del arte, situación que divide las opiniones de un público que la aclama y de un sector de la crítica que juzga con severidad su trabajo. Los alcances de la creadora son amplios: cuenta con un museo propio que abrió sus puertas el año pasado.
El filme narra hechos importantes de su vida: a los diez años comenzó a tener alucinaciones vívidas y a los trece fue enviada a trabajar a una fábrica militar japonesa durante la Segunda Guerra. Uno de los hechos más polémicos de la vida de Kusama, que en 1958 se estableció en Nueva York, es su decisión de vivir en un asilo psiquiátrico desde 1977.
Aquí, el tráiler del filme, que debutó en el Festival de Cine de Sundance.
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