A propósito de que mañana inicia el ciclo “Lo Mejor del FICM en la Ciudad de México”, aquí, una revisión de cuatro películas que son una muestra del mejor cine producido este año. Extraídas de las industrias del cine mexicano, francés y alemán, estos filmes sirven como termómetro de los intereses artísticos de Lila Avilés, Gaspar Noé, Christian Petzold y Yann Gonzalez.
La camarista (2018), de Lila Avilés
El sitio The Film Stage describió a la ópera prima de Lila Avilés como un drama observacional fascinante. Ganadora del premio principal en la categoría de largometraje mexicano en la reciente edición de Morelia, la ópera prima de la realizadora sigue con atención la historia de Eva, una joven camarista que trabaja en un hotel de lujo en México. Para enfrentarse a la monotonía de las largas jornadas de trabajo, la mujer examina con detalle las pertenencias olvidadas de los huéspedes y, de igual forma, pacta nuevas amistades. Avilés, que también es actriz y directora de teatro, estudió guionismo con Beatriz Novaro y Paula Markovitch. Una de las potencias principales del filme es que descubre la vida de un personaje complejo y entrañable en el que el espectador proyecta sus propios deseos de una mejor vida.
Climax (2018), de Gaspar Noé
Para muchos esta es la mejor película de Gaspar Noé desde Irreversible (2002). Al ganar el premio de mejor película en Sitges, Climax se convirtió en una cinta de interés para el público apasionado por el cine como una experiencia visceral. El filme, ambientado en la década de los noventa, es un musical que retrata a un grupo de bailarines hacia el final de tres días de ensayos exhaustivos. Al estar confinados en un internado vacío, en plena nevada, los verdaderos sentimientos de los integrantes del colectivo salen a relucir. Como todo el cine de Noé, Climax divide al público. Un par de referencias para entender el tono del filme: Buñuel, Pasolini, Argento, Zulawski.
En tránsito (2018), de Christian Petzold
El cine de Christian Petzold, uno de los grandes autores alemanes contemporáneos, guarda, entre otras cosas, una reflexión sobre la libertad de flujo de las personas en diferentes periodos de la historia Europea. En filmes anteriores, como Bárbara (2012) o Phoenix (2014), Petzold se abocó a captar el constreñimiento de la gente en Alemania durante la Guerra Fría y en la Segunda Guerra, respectivamente. En tránsito lleva al espectador a la ciudad francesa de Marsella, donde un joven alemán usurpa la identidad de un escritor. Éste es buscado por una misteriosa mujer que, como todos quienes están en la ciudad portuaria, desea escapar de la inminente guerra. La obra de Petzold evade las convenciones fílmicas de establecer un contexto para su historia, en este nuevo filme la época se diluye, planteando dudas al espectador del tiempo en que transcurre la película.
La daga en el corazón (2018), de Yann Gonzalez
Con Encuentros después de la medianoche (2013), que se pudo ver en México en el festival Distrital hace un par de años, el francés Yann Gonzalez dejó un buen sabor de boca, sobre todo por su capacidad para evitar los lugares comunes del cine galo más célebre: humor americano, situaciones predecibles, discursos de tolerancia, etc. La daga en el corazón de oro, coproducida por la empresa mexicana Piano, es una película de metaficción que encaja en el género de suspenso. La trama es sobre Anne, una productora de filmes porno gay a la que encomiendan un proyecto serio. Sin embargo se enfrenta a una serie de problemas al involucrarse en la producción. El principal de ellos es que en el equipo de lidera hay un asesino serial sin identificar. En el filme participa el actor mexicano Noé Hernández. La mirada de Gonzalez en tan particular como refrescante.
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