Hay apenas un puñado de películas en el cine mexicano que aborden el episodio de la Conquista, difícil de representar por motivos narrativos, económicos e incluso ideológicos. Epitafio (2016), de Yulene Olaizola (Ciudad de México, 1983) y Rubén Imaz, exhibida en el 36 Foro de la Cineteca Nacional, emprende la tarea a partir de un complejo relato anímico. Se trata de la cuarta cinta de la realizadora mexicana (Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo, de 2009, ganó el Ariel a la Mejor Ópera Prima), graduada del Centro de Capacitación Cinematográfica.
¿Qué te gusta hacer con tu tiempo libre?
Ver películas, jugar futbol y huevonear.
¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?
Probablemente güey.
¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?
Caribal. El infierno verde (1954-55), de Rafael Bernal.
¿Y película?
Qué difícil es ser un dios (2013), de Alekséi German.
¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la suya?
La música.
¿Qué música te conmueve?
Cualquier tipo de música. Lo que más escucho es rock progresivo y trip hop.
¿Qué te indigna?
La voracidad de los seres humanos, que destruyen todo a su paso.
¿Qué te alegra?
Estar con la familia, acariciar una mascota, tomar una cerveza.
¿Por cuál ciudad sientes debilidad?
Por ninguna.
Mencione un momento del día que disfrute particularmente.
Estirar la mañana y quedarme en la cama hasta tarde.
¿Cómo descubriste tu vocación?
Algunos amigos cercanos tenían la idea de estudiar cine y me la contagiaron, lo demás lo descubrí ya en la práctica, en la escuela.
¿Te identificas con algún personaje de la ficción?
No podría elegir uno solo, uno se puede identificar con rasgos de diferentes personajes en diferentes momentos de la vida.
Publicado en La Tempestad 114 (septiembre de 2016)
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