Es de celebrar que tras publicar la novela Conjunto vacío (2015) –por la que recibió el Premio Aura Estrada en 2014– la editorial Almadía haya reeditado a inicios de año el libro de ensayos Mudanza (2010), de Verónica Gerber Bicecci (Ciudad de México, 1981), originalmente publicado por Ditoria. El libro se lee ahora, con mayor razón, como una especie de hoja de ruta de los intereses que han marcado la obra de Gerber, una colección de ensayos en torno a la grey de la que es parte: Vito Acconci, Ulises Carrión, Marcel Broodthaers, Öyvind Fahlström…, autores que decidieron explorar una singular senda de la escritura vinculada a otras disciplinas artísticas. A la narrativa tradicional (lineal, clara, fácil de consumir) se le coloca así en aprietos.
“Todas las piezas reunidas en los ensayos”, escribió Gerber en “Ambigrama”, con el que cierra Mudanza, “tienen por objetivo darle vuelta a la literatura para reencontrarse con ella como si fuera la primera vez; solamente al trasladarla, al verla desde otro lugar, es como puede sorprendernos su simpleza y mostrarnos sus agujeros”. La tensión entre ese lugar desde donde ahora Gerber aborda la escritura, las artes visuales y la literatura, está presente en “Capicúa”, donde se subrayan las difíciles comunicaciones entre ambas disciplinas (a través de los intercambios entre Sophie Calle y Paul Auster).
Desde la aparición de Mudanza la obra de Gerber, una “artista visual que escribe”, ha dado cuenta de esa tensión: se apreciaba ya en el apoyo editorial que le dio a la colección Anómalos de Tumbona (en la que se publicaron los tres volúmenes del Archivo Carrión, así como títulos de miembros de Fluxus); en piezas como Biblioteca ciega (algunos de esos rótulos aún pueden verse en edificios del Centro Histórico, desde el Centro Cultural España), o Trail (que pudo verse en Casa Vecina), ambas de 2012. La tensión sigue, y no sólo en la novela mencionada, donde la trama avanza gracias a diagramas de Venn, o en la pieza con la que esa novela sostiene conversación, Los hablantes, el ensayo visual que exhibió en el MUAC de junio a agosto de 2014.
Los siete ensayos de Mudanza conforman un asidero necesario para realizar una aproximación inicial a la obra de Gerber, aunque su compleja narrativa siga desarrollándose desde distintas aristas (como puede apreciarse en la manera en que las clasifica: “Escrituras visuales”, “Espacios narrativos”, “Traducciones visuales”, “Murales efímeros”), pero también en conversación con otros artistas, como se ve en la muestra colectiva Formasobrefondo, curada por Willy Kautz (y que seguirá montada hasta el 2 de septiembre), donde se presenta la colección de diagramas La significación del silencio (2016), a partir del ensayo homónimo del filósofo Luis Villoro.
Verónica Gerber Bicecci, Mudanza
Almadía, Oaxaca, 2017, 115 pp.
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