Narradora, poeta y ensayista, formada como historiadora, Cristina Rivera Garza nació en Matamoros en 1964. Sus libros –entre los que se cuentan Nadie me verá llorar (1999), La cresta de Ilión (2002), La frontera más distante (2008), Los muertos indóciles. necroescrituras y desapropiación (2013) y Había mucha neblina o humo o no sé qué (2016)– representan un aporte relevante a la literatura mexicana contemporánea. Rivera Garza fue elegida como artista del año en la sexta edición del “Presente de las artes” de La Tempestad.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Veo el techo. Salgo a caminar. Hago yoga.
¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?
Sí.
¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?
The Morning News is Exciting (2010), de Don Mee Choi.
¿Y película?
La pasión de Ana (1969), de Ingmar Bergman.
¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la suya?
La arquitectura. El arte contemporáneo en general. La tapicería.
¿Qué música te conmueve?
El rango es bastante amplio, pero soy fan de Four Tet.
¿Qué te indigna?
La injusticia, naturalmente.
¿Qué te alegra?
Las sobremesas largas.
¿Por cuál ciudad sientes debilidad?
Por Tijuana.
Menciona un momento del día que disfrutes particularmente.
Despertar y tomar el café de la mañana, no necesariamente en ese orden.
¿Cómo descubriste tu vocación?
Leyendo.
¿Te identificas con algún personaje de la ficción?
Ah, con muchos. Con demasiados.
Publicado en La Tempestad 83 (marzo-abril de 2013)
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