martes, 1 de agosto de 2017

Sobre el volcán

 

“La premisa creativa de Ceniza de los pasos es accionar el cuerpo en la amplitud de los paisajes”, dice Yuki Pastrana, quien en colaboración con Catalina Navarrete creó una pieza que usa la danza con arnés y el videoarte como elementos escenográficos.

 

Ceniza de los pasos integra lo virtual y lo real para generar una experiencia que sitúa al espectador en el Paricutín, el volcán michoacano cuyo nacimiento se remonta a 1943. La obra dancística plantea el reconocimiento del cuerpo a través de las características de cada espacio transformado por la erupción del volcán más joven de América.

 

Los visuales de la obra, realizados por Adán Ruiz y Wenceslao López, son un elemento fundamental para proponer a los espectadores un recorrido sensorial: “están integrados por secuencias de video filmadas en el Paricutín y las zonas aledañas. Por momentos el video se vuelve protagonista de la obra, cuando las intérpretes desaparecen de escena; en algunos otros funciona como escenografía, haciendo que las bailarinas se intercalen con la imagen como si se encontraran en la locación”, comenta Ruiz a La Tempestad.

 

Los visuales funcionan a través de tres proyectores. Dos de ellos arrojan animaciones sobre el suelo, por ejemplo “un cráter a los pies de las intérpretes”, explica Ruiz; el otro se dirige a una pared, con el afán de dar más viveza a la experiencia escénica.
Ceniza de los pasos, que cuenta con el apoyo de la Red Nacional de Arte, se presentará los días 4, 5, 11 y 12 de agosto en la Fundación Sebastián de la Ciudad de México.

 



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