Hoy llega a las salas de cine en México La forma del agua (2017), el décimo largometraje del realizador mexicano Guillermo del Toro. El cineasta, autor de Hitchcock (2009) –un libro en el que repasa la filmografía del genio británico–, ha sido aclamado por la crítica desde su triunfo en el Festival de Cine de Venecia, donde ganó el León de Oro por su más reciente obra. Desde El laberinto de fauno (2006), Del Toro no había tenido un apoyo casi unánime de los medios especializados. La forma del agua es un filme fantástico de época, situado en 1962. La trama sigue la amistad, que deviene romance, entre una criatura anfibia –resultado de un experimento gubernamental– y una mujer que trabaja en el laboratorio donde se gesta dicha operación secreta.
En las semanas recientes la cinta ha recibido múltiples nominaciones a los principales premios de la industria del entretenimiento en Estados Unidos. Hace unos días Del Toro recogió el Globo de oro en la categoría de dirección; el compositor francés Alexandre Desplat, por otro lado, se hizo con el premio de mejor partitura por su trabajo en el filme. Del otro lado del Atlántico, también, ha sido bien valorada la película, nominada para doce premios de la Academia de Cine Británico en las que Sally Hawkins y Octavia Spencer, protagonistas de la cinta, optan a los premios de interpretación.
¿Qué ha dicho la crítica de La forma del agua?, ¿a qué se debe el entusiasmo? A continuación la voz del algunos especialistas.
El crítico Jay Kuehner escribió para Cinema Scope que es pertinente que Del Toro, un artista nacido en México que trabaja en Hollywood, “cuestione quién y qué pertenece a Estados Unidos, creando una frontera fluida en la que un ser percibido como un monstruo no lo sea en absoluto”. Kuehner destaca, de igual forma, que el rol de Hawkins es una mujer con un trabajo mal remunerado, privada de su voz, libre de amar a quien quiera. “La política aquí parece ser la consecuencia de, y no la razón, de una historia de amor no normativa que, sin embargo, es una variación de la historia de La bella y la bestia”, argumenta el crítico.
En la revista Little White Lies, por otro lado, se anota como editorial que Del Toro “es un pícaro disidente dentro de una estructura corporativa impenetrable”. La publicación considera que incluso los filmes del realizador concebidos como franquicias (Blade II y Hellboy), esquivan la categorización fácil: “En muchos sentidos, la película es su propio himno exuberante al pensamiento idiosincrásico en el que los poderes oscuros están trabajando en segundo plano suprimir comportamientos (como el de la criatura y la joven) que se consideran subversivos”.
“Lo más extraño de La forma del agua, que debería ser un completo desastre, es que consigue lo que persigue. Las corrientes de la historia convergen y, como en cualquier buen cuento de hadas, lo que se considera feo e indigno por un mundo miope, se revela como una perla que vale más allá de su precio”, escribió Anthony Lane para The New Yorker.
Nick James escribió para Sight and Sound, revista británica que consideró a La forma del agua una de las mejores películas estrenadas en 2017, lo que a continuación se transcribe: “Las escenas de Hawkins fácilmente pudieron ser torpes si ella no estuviera tan perfectamente en control de su personaje silente, como en un cuento de hadas. Ella puede ser una Cenicienta encantadora o una sirena”. El crítico define a la película como una experiencia antifascista necesaria para el presente.
“Es una película que tuve en mi cabeza por muchos años”, dijo Del Toro al sitio Vulture. “La idea fue crear una historia al estilo de La bella y la bestia, donde la bella no es una princesa y la bestia no se tiene que transformar para que al amor sea digno”, confesó el creador.
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