Meses atrás, en la galería Alternativa Once de Monterrey, me topé por sorpresa con Daniel Ruanova. Lo encontré construyendo una nueva estructura de defensa de la serie Fuck Off: un amasijo de acero galvanizado, formado por módulos pentagonales y hexágonales, con terminaciones puntiagudas y filosas; la figura, agresiva en sus formas, parecía una explosión detenida en el tiempo. Ruanova diseñó estas estructuras o caparazones para sus seres queridos, pensando en protegerlos de la violencia del mundo exterior: como un frontera o perímetro unipersonal para repeler la violencia en los narcoestados. El artista me platicó que la idea surgió cuando un amigo suyo, un coleccionista de arte de Monterrey, le contó que vivía paranóico pensando que más tarde que temprano la mano del narco lo tocaría. Para Ruanova el arte está vinculado con la afectividad y la colectividad.
Fuck Off se volvió en un tema recurrente. El creador lo ha replicado en defensa de otros países. Justo el año pasado colocó una pieza en el espacio del diseñador Piet Hein Eek, en Eindhoven, Países Bajos. En sus palabras, distintos contextos han permitido el despliegue de nuevas lecturas acerca de los armazones picudos: “En México son un sistema de seguridad, en Estados Unidos son un arma, en China una fuerza política, en Rusia el poder puro, pero en Países Bajos se interpretó como amor al trabajo y la manera en que éste crea todo lo demás. Porque de dónde yo vengo el trabajo no se valora, muchas veces se hace gratis. Yo pensaba que este tipo de diálogo laboral no existía, que era algo que uno encontraba en los libros solamente”.
Daniel Ruanova vive y trabaja en Tijuana, y como la mayoría de los artistas y escritores de la frontera norte su motivo artístico es, naturalmente, el conflicto integral de ser fronterizo: la pertenencia local, la identidad cultural, el afecto geográfico, la violencia naturalizada, la resistencia contra la violencia naturalizada, el idioma y el lenguaje, las aspiraciones detrás del muro, las lejanías respecto al centro del país. En la obra de Daniel (Mexicali, 1976), sin embargo, no está presente la épica bajacaliforniana del muro fronterizo, la línea o la garita. Ruanova elabora sus pinturas y esculturas desde la perspectiva de un híbrido cultural y geográfico. Las fronteras sociales como el lenguaje, la cultura pop o de los medios, la violencia neoliberal sistémica, las frontera entre lo colectivo y lo individual son algunos de sus motivos.
En la entrada de su exposición reciente en Parque Galería encontramos History of Manimals III: una esculturita hecha con objetos impresos en 3D amontonados sobre un libro en ruinas. Vemos engranes en desuso, estructuras chiquitas parecidas a una torre petrolera o a una torre de comunicación o a una torre de transmisión eléctrica y pistolas; también algunas bombas little boys nucleares de la Segunda Guerra Mundial, altavoces para las alertas y un grupo de pensadores de Rodin. Se trata de un vestigio epóxico para la arqueología pesimista de Ruanova. La pieza se puede leer como el prólogo de la exposición: la distopía petrocapitalista en el nuevo mundo mediado por pantallas.
Luego hay tres pinturas estridentes: vemos al ratón Speedy González, unos intestinos caricaturescos, gotas de sangre, una infinidad de texturas plásticas, urbanas y publicitarias y letras o mensajes crípticos, grafitis que quieren entregar un mensaje público en tiempos de orgía visual, realizados en la época del Trumpceno. En suma se trata de una comunicación confundida.
Al fondo de la galería, en la planta baja, encontramos Huevo izquierdo y derecho. Esta escultura hecha con tiras de latón apachurradas, pero que en su bordes conservan las coloridas bandas de una barricada (cuadros amarillos, blancos, rojos y negros). Se trata, entonces, de barricadas hechas bola como papeles, quizá un antiminimonumento o una alegoría a la testosterona fronterizas.
En medio de la galería se alza una valla espectuacular en la que se lee el título de la exposición: $€£ƒ = (+_+). Es una pieza de acero y aluminio latonado que alude a las formas de escritura y comunicación computacionales o postalfabéticos de los nativos y, también, a los migrantes digitales y al hipernarcisimo que las acompaña, pero también al orden económico global. En tanto el mensaje se encuentra en lo que parece ser una marquesina de pequeña escala es imposible no asociarlo con la cultura de la mercadotecnia y la libido consumista actuales. $€£ƒ = (+_+) se siente anticlimática porque no es una llamada a resistir ni a defenderse (como se propone en Fuck Off), sino que se percibe como una advertencia moralista o derrotista: “la individualidad es muerte”; o quizá algo menos dramático: una caricatura de un nuevo ser informático, un alien local, un mutante monetizado producto de la nueva economía afectiva inmaterial inventada, entre otros, por Facebook y Google.
El pesimismo holístico de Ruanova se acerca más a la labor social que al cinismo estetizado.
$€£ƒ = (+_+) permanecerá abierta hasta el 25 de mayo, en Parque Galería (Puebla 170, Colonia Roma).
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