miércoles, 25 de julio de 2018

40 años, 40 voces

A cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +, presentamos esta reunión de testimonios, realizada en colaboración con Anal Magazine. Esta serie, que inició en La Tempestad 135 (junio de 2018), ofrece un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana. El conjunto de textos, que consta de cuarenta voces, agrupa no sólo a artistas y diseñadores, sino también gestores culturales, curadores, editores y personas del mundo de las ideas. La serie continúa con Erick Meyenberg (1980), artista visual.

 

¿Cómo comenzó tu proceso creativo?

En el inicio fue el dibujo. Me gustaba escribir, armar cosas. En la secundaria me di cuenta de que tenía un interés grande por algunas ciencias, en especial la biología. Hubo un momento de duda, hasta que casi por intuición descubrí que con el arte podía mezclar lo la música que lo visual. El arte es una especie de licuadora.

¿Tu preferencia sexual tiene relación con tu creatividad?

Es difícil rastrear cuánto de tu sexualidad interviene en tu vida cotidiana. Es una postura de vida que modifica tu mirada, tus intereses, lo que te gusta hacer o no. Mi obra no tiene, salvo algunos proyectos, una temática LGBT. Creo más bien en una especie de introspección. Fue crucial, y eso está completamente ligado a la aceptación de mi sexualidad, haberlo sabido desde niño, saber que algo de esa sexualidad no permea socialmente. El arte, y esto lo descubrí mucho tiempo después, era un espacio casi de refugio y de encuentro. Escuchar música, ver pintura, leer, eran momentos en los que me sentía completamente a gusto, con una extraña confianza entre seres que no conocía, donde no había ninguna prohibición social. Era la sensación de sentirte acompañado y comprendido en algo que realmente no comprendes.

¿Tu práctica se vincula a movimientos sociales?

El arte está muy relacionado con lo que está sucediendo y, también, es un espejo de lo que va ocurrir. En la producción contemporánea es difícil entender la relación que existe con lo inmediato. Es más bien una cuestión intuitiva: lo que está flotando en el aire y está por producirse.

¿Cómo observas el futuro de la diversidad sexual en México?

Pensé que nunca iba a suceder la legalización del matrimonio homosexual. Eso me alegra, pero también me genera dudas. Se le quitó el velo al castigo solamente porque así lo establece una ley. Me da gusto, claro, pero me enoja que no haya sido de una forma natural, de aceptación real.

¿Qué recomiendas a la juventud?

Toda la obra de Félix González Torres. Su producción revela cómo los objetos se pueden cargar emotiva e inteligentemente de una manera muy particular, a través de una gran inteligencia estética.



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