lunes, 2 de abril de 2018

Rodrigo García

Mientras las prácticas teatrales buscaban un lugar fuera de los escenarios y la dramaturgia parecía caducar, Rodrigo García, nacido en Buenos aires en 1968 pero afincado en Madrid, la repensó desde la escritura y la escena para confrontar a la tradición y el público paralelamente. El hispano-argentino estrenó hace unos meses 4, en el Festival de Otoño a Primavera de Madrid. Sus trabajos están reunidos en los volúmenes Cenizas escogidas. Obras, 1986-2009 (2009) y Barullo (un libro dodecafónico) (2015), publicados por La Uña Rota.

¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

Mi ocio no tiene interés para nadie.

¿Qué palabra utiliza con más frecuencia?

Viviendo en Francia, no te queda más remedio que decir merci al menos cien veces al día.

¿Cuál fue el último libro que le resultó admirable?

Compañía de sueños ilimitada, de J.G. Bellard, y Vineland, de Thomas Pynchon.

¿Y película?

Alterno filmes viejos con cosas nuevas, como series. Una serie admirable: Fargo. Otra: The Leftovers, temporada 2.

¿Qué disciplinas artísticas le interesan además de la suya?

Vivir. Salir con mi coche rumbo a Italia. Hacer la ruta de Piero della Francesca como pretexto para comer bien y conocer pueblos hermosos. Por supuesto que está el sexo, las relaciones sexuales como disciplina artística.

¿Qué música lo conmueve?

Me emociona lo inteligente. Feldman, Cage, Stockhausen, Scelsi… No me emociona lo conmovedor.

¿Qué le indigna?

Nada. Reconozco la maldad del ser humano así como su capacidad de amar. Ante la realidad, si te indignas eres tonto, mejor comprenderla.

¿Qué lo alegra?

Me alegra la alegría relativa, los momentos luminosos.

¿Por cuál ciudad siente debilidad?

Por Roma. Y por Venecia a partir de medianoche.

Mencione un momento del día que disfrute particularmente.

No hay momento del día que esté libre de ser un infierno. No se trata del momento del día sino del acontecimiento.

¿Cómo descubrió su vocación?

Sin ironía alguna, es una pregunta que me hago y no llego a responderme. Siendo de una familia pobre de padres carnicero y verdulera y ninguna relación con la cultura, no entiendo como demonios descubrí esta vocación cambiante.

¿Se identifica con algún personaje de la ficción?

Con el autor del libro del Eclesiastés.

Publicado originalmente en La Tempestad 125 (agosto de 2017)



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