lunes, 25 de septiembre de 2017

Para los tiempos que vienen

Los lectores que se encontraban en la Ciudad de México en marzo de 2009, cuando inició la pandemia de gripe A (H1N1), recordarán que en las semanas y meses subsecuentes una de las reacciones naturales de la intelligentsia fue recomendar libros que de alguna u otra manera atendían a la crisis. No debería sorprendernos que muchas de aquellas lecturas se encontraban en las coordenadas de la literatura que busca representar o tematizar catástrofes, como el Diario del año de la peste de Defoe o La peste de Camus. Después de todo, para muchos la literatura (y muchas otras disciplinas artísticas), funciona así, como un espejo de la realidad que sirve como una especie de mapa capaz de arrojar pistas para enfrentarnos al presente (un referente moral).

 

Ante nuevas catástrofes, la bibliografía que sigue ese tenor es amplia: el ominoso relato de Juan Rulfo “El día del derrumbe” (“Esto pasó en septiembre…”), la literatura testimonial del 85 (como los libros de Poniatowska y Monsiváis) o los recientes 8.8 El miedo en el espejo (2010), la crónica de Juan Villoro; y el ensayo Arte y olvido del terremoto (también de 2010), de Ignacio Padilla.

 

Pero las crisis, como sabemos, exigen distintas respuestas conforme pasa el tiempo. Está el deber de lo urgente, es cierto, pero también el reto del pensamiento complejo. Para los lectores interesados en esa tarea también existe una bibliografía amplia. Un buen punto de partida podría ser Viviendo en el fin de los tiempos (2010) del conocido filósofo esloveno Slavoj Žižek. No se trata, claro, de una novedad, pero llama la atención cómo esa obra aún arroja una larga sombra sobre libros recientes de Žižek, incluyendo Contragolpe absoluto (2014) y Problemas en el paraíso (2015). El libro permite enmarcar a las catástrofes “naturales” en un espectro más amplio e histórico que apunta hacia la crisis del capitalismo global. En ese sentido, se trata de un libro optimista: incluso los nuevos Jinetes del Apocalipsis (de las crisis económicas a ecológicas) son heraldos de un cambio necesario en el que la Naturaleza ya no será vista como un límite conceptual (pues, como señala Žižek en el libro, incluso sucesos aparentemente naturales como los terremotos tienen implicaciones directas y políticas que expresan una profunda perturbación del ciclo natural). Alineado con ideas de pensadores como Timothy Morton (quien también ha llamado la atención a la manera en que lo humano está implicado en lo supuestamente natural), Žižek ofrece un panorama complejo (de “promiscuidad intelectual”, como diagnosticó Terry Eagleton) y provocador.

 

Viviendo en el fin de los tiempos, Akal, Madrid, 2012



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