viernes, 29 de septiembre de 2017

Un fenómeno vivo

Fantomas Monster es una serie de obras de teatro multimedia que retoman la novela de Cortázar en la que el argentino, a su vez, recupera la figura de Fantômas, el villano de las novelas policiacas que escribieron los autores franceses Marcel Allain y Pierre Souvestre a partir de 1911.

 

Hoy y mañana el Museo Universitario del Chopo presenta Fantomas contra el miedo y el olvido, la segunda producción en vivo de la serie, que refiere al caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa que fueron desaparecidos. El caso, que hace unos días cumplió 3 años, no se ha esclarecido. La primera parte de la serie, que se presentó en 2016 en Europa, retoma la historia Parastou Forouhar, creadora y activista iraní cuyos padres fueron asesinados en 1998 por agentes del estado.

 

A continuación una charla con Katia Tirado, artista de performance, que fungió como investigadora para el episodio mexicano de la serie.

 

¿En qué consiste el abordaje de la serie?, ¿por qué se retoma la obra de Cortázar?

 

El abordaje nodal parte de la novela Fantomas contra los vampiros multinacionales (1975), de Julio Cortázar. Se trata de un gesto para utilizar al superhéroe como vehículo de difusión y circulación de información invisibilizada contra el poder. El libro habla del Tribunal de Russell II, que juzgó las dictaduras militares en América Latina, que surge con los Juicios de Nuremberg y que da pie al Tribunal Permanente de los Pueblos. La obra parte de esta construcción para hablar de las violencias sistémicas neoliberales en diferentes partes del mundo.

 

¿Cómo decidieron los aspectos de la realidad sociopolítica de México que alimentan la pieza?

 

Gerardo Montes de Oca y yo realizamos la investigación para la misma. Nos interesó específicamente abordar el caso de Ayotzinapa, retomarlo como un hecho emblemático en la desarticulación ficcional donde se criminalizaba a las víctimas. El caso, desde su posición activista (el “vivos los queremos”) es un parteaguas en la demanda de justicia. No aceptamos la verdad histórica de que los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, fueron cremados, por lo tanto los queremos como se los llevaron: vivos.

 

Quisimos que la narradora fuera una mujer para centrar, como en la primera parte de la serie, la construcción en la condición femenina, también invisibilizada y ensordecida por las estructuras falocráticas.

 

El Tribunal Permanente de los Pueblos, el leitmotiv de la novela de Cortázar, realizó una investigación sobre Ayotzinapa. Construyó el caso, lo tipificó de manera permanente y creó un libro de eso, del que poco se sabe porque ha sido silenciado, los medios no hablan de esto. El Tribunal certificó que es un crimen de estado por desvío de poder. Suena muy sencillo pero es algo muy complejo de construir a nivel legal. Fue importante incorporarlo aquí.

 

En ese sentido, ¿en qué contribuye Fantomas contra el miedo y el olvido al activismo sobre el caso de Ayotzinapa?
 
No sé qué tanto contribuimos. La propuesta multimedial de Gin Müller, creador del concepto de Fantomas Monster, es concreta. Le interesa la presencia viva del actor y el teatro como evento en vivo relacionado con los medios en escena. Se congelan imágenes para usarlas como viñetas, por ejemplo. Hay una búsqueda estética particular. La propuesta se divide en diferentes niveles que permiten tanto tener los acercamientos afectivos de identificación como los distanciamientos críticos, todo esto dentro del fenómeno vivo del teatro. La pieza puede ser didáctica y, en algún sentido, es un panfleto, pero está establecida desde un lugar, el caso Ayotzinapa, para plantear una cartografía del poder donde la realidad de la narcoviolencia, por ejemplo, es una paraestatal, una instancia subcontratada para construir el escenario que se necesita para desarticular cualquier movilización popular o cualquier proceso de dignidad local.



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