viernes, 8 de diciembre de 2017

Cai Guo-Qiang conmemora la primera reacción nuclear controlada

Después de un solemne recital de 75 gongs en la Rockefeller Chapel de la Universidad de Chicago, el artista chino Cai Guo-Qiang realizó una obra pirotécnica multicolor a gran escala para conmemorar la primera reacción nuclear controlada y autosostenida, realizada por el físico Enrico Fermi. Este hecho, ocurrido hace 75 años, marcó el comienzo de la Era Atómica. La obra efímera de Cai, comisionada por la Universidad de Chicago y el Smart Museum of Art, se elevó 75 metros sobre el Chicago Pile-1, el primera reactor nuclear artificial del mundo, construido en la Universidad de Chicago.

La experimentación artística de Cai con instalaciones pirotécnicas e instalaciones específicas data de 1986. Su compromiso con la forma de las nubes se hizo visible en 1996 con The Century with Mushroom Clouds: Project for the 20th Century, una serie de trabajos en los que el artista utilizó tubos de cartón portátiles para crear pequeñas nubes de humo en lugares significativos, incluido el sitio de prueba de Nevada y las torres gemelas. Este trabajo fue su primera nube multicolor. El evento de explosión a gran escala sobre Motomachi Riverside Park cerca de Atomic Bomb Dome en Hiroshima, Japón, produjo una nube negra de tamaño similar en 2008, después de que Cai recibiera el Premio de Arte de Hiroshima, que “reconoce los logros de los artistas que han contribuido a la paz de toda la humanidad en el campo del arte “.

“El trabajo dramatiza las fuerzas creativas y destructivas de la fisión nuclear. Toma la forma icónica de la forma más destructiva de la energía nuclear, la nube de hongo, y la anima con el color como un símbolo profundo de creatividad y paz”, asegura Laura Steward, curadora del programa Arte Público del Smart Museum of Art.

Esta no es la primera obra que se retoma la contribución de Fermi. En 1967 el artista británico Henry Moore presentó la pieza Nuclear Energy (1963-67) en la Universidad de Chicago: una pieza de bronce de doce pies de alto que asemeja tanto a un cráneo humano como a una nube atómica.

© Cai Guo-Qiang Estudio



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