viernes, 29 de diciembre de 2017

Recuerdos del México moderno

La modernización oficial de México en el siglo XX culminó en 1968, cuando la Ciudad de México terminó por insertarse en el cúmulo de capitales cosmopolitas de occidente con la XIX olimpiada. No obstante, ecos de esta prisa olímpica inmobiliaria y de infraestructura se pueden rastrear en décadas posteriores, y no sólo desde los programas del gobierno, sino también desde iniciativas privadas y comerciales que ponen en evidencia los alcances de las magnas obras públicas en la cultura popular.

Tal es el caso de la colección de tarjetas postales que retratan varias estaciones del STC Metro, vagones y aspectos generales de este novedoso medio de transporte inaugurado en 1969. Aunque las tarjetas postales que retratan metros y transportes no eran nada nuevo para las décadas de los sesenta y setenta (recordemos las que documentaron el metro de Londres, Nueva York y París desde finales del siglo XIX y hasta las décadas de los veinte y treinta), esta serie repara en el color y la fidelidad fotográfica, cristalizando la novedad y el colorido de una nueva ciudad debajo de otra.

El Metro de la Ciudad de México significó un cambio radical no sólo en la manera de transporte de los capitalinos, también en la concepción de la urbe como una capital moderna que, casi al nivel del metro de Moscú, brindaba a sus usuarios un viaje cultural en su día a día: exposiciones de arte, reproducciones de piezas arqueológicas y pirámides enteras, murales, maquetas y hasta galerías con fotografías históricas.

Hacia 1971 la editora de tarjetas postales VistaColor[1] volteó sus lentes al flamante Metro de la Ciudad, produciendo una breve pero importante serie de postales que muestran los interiores y exteriores de los trenes, de las estaciones y aspectos generales, así como vistas aéreas. Esta serie mostró el aspecto de un metro casi nuevo, souvenirs que parecieron dimanar de una campaña de propaganda oficial, sin embargo se trató de la respuesta comercial de una empresa que producía recuerdos fotográficos. De esta manera se puede identificar el rápido lugar que el STC Metro se ganó en la cultura popular, un atractivo turístico, un orgullo del México moderno y tal vez la última promesa de la revolución.

La estación Insurgentes, síntesis de relieves mayas y novohispanos, encerrados en una plaza gestada desde el más puro movimiento moderno mexicano es una de las más retratadas por VistaColor, así mismo aparecen la estación Chapultepec, adornada con publicidad al mismo tiempo que muestra una exposición fotográfica. Bellas Artes también fue inmortalizada, mostrando la exposición de réplicas de piezas arqueológicas de diversas culturas mesoamericanas. También se inmortalizó la imagen de un metro moderno surcando una nueva ciudad de pasos a desnivel, grandes ejes viales y avenidas.

Así, el STC Metro de la Ciudad de México convivía en el nuevo imaginario colectivo de emblemas nacionales de VistaColor: las ruinas arqueológicas más conocidas, iglesias y conventos, los hoteles de Acapulco, Ciudad Universitaria y hasta los rascacielos y las panorámicas modernas de la superficie.

[1] VistaColor fue fundada en 1950 por Mark Turok, un fotógrafo estadounidense que migró a México con su familia para fundar una empresa que lo sobrevivió varios años, produciendo uno de los más importantes archivos fotográficos del país y que prácticamente modernizó la aplicación de la fotografía a color en la industria de las tarjetas postales.



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